Claudio Righetti es profesor regular del Departamento de Computación (DC) Exactas-UBA. Actualmente se desempeña como Chief Scientist de Telecom Argentina, liderando los desafíos de transformación digital que transita la empresa. Anteriormente fue jefe de investigación, desarrollo y seguridad de redes de Cablevisión y también formó parte del departamento de ingeniería de Ciudad Internet y DataMarkets.

En cuanto a su formación es Doctor en Ciencias de la Computación (UBA ), habiendo realizado varias pasantías en el grupo de investigación de redes y sistemas distribuidos de la Universitat Politécnica de Catalunya. Es Ingeniero en Electrónica (UTN-Buenos Aires). Ha participado como investigador en diversos proyectos de telecomunicaciones desarrollados tanto en Argentina (Primera Red Académica Nacional, Red de Interconexión Universitaria) como en Europa y es considerado uno de los pioneros del grupo fundacional de Internet en Argentina.

A lo largo de una amena charla, Righetti comenta los cambios que están atravesando las redes de telecomunicaciones, desde la softwarización de los componentes de red hasta la inclusión de técnicas de inteligencia artificial y machine learning, el surgimiento del edge computing y la posibilidad de pensar en redes autónomas. Al mismo tiempo, detalla el valor que ha tenido su formación para poder ocupar puestos claves en I+D+i de la industria de las telco.

Hace unos 35 años participaste como pionero del grupo que trajo Internet a la Argentina, ¿cómo fue esa experiencia que se gestó en Exactas?

En 1987 me uní como ayudante de la Licenciatura en Ciencias de la Computación, y ya había un grupo de gente trabajando seriamente en traer Internet al país. En ese momento trabajaba como ingeniero en el INTI y tenía el desafío de convencer a los directores de la ventaja de armar una red de computadoras y disponer de acceso a la información.

Hasta ese entonces en Exactas teníamos el servicio de correo electrónico en el Centro de Comunicación Científica. En 1988, mucho antes de que llegara Internet al país, empezamos a dictar una materia en la carrera sobre Redes de Computadoras y era la primera vez que se daba una materia de ese estilo (sobre Internet propiamente dicha) en las universidades del país. Recuerdo que teníamos que explicar para qué necesitábamos una red, por qué necesitabas comunicarte, y parecían cosas de las que no se entendía su valor en ese momento. Y realmente fue un momento fundacional, en 1994 en la UBA logramos el primer enlace a Internet digital ( 64Kbps !!) pero lo más interesante de todo es que estábamos con gente de la calidad de Julián Dunayevich, Nicolás Baumgarten, Mariano Absatz y Mauricio Fernández.

La realidad es que el mundo Internet nace de la mano de los departamentos que empezaban con ciencias de la computación, en el ámbito académico de las universidades y centros de investigación. ¿Por qué nace en estos departamentos? Porque la gran inteligencia de Internet estaba en el software y no en el hardware.

Cuando empieza Internet, el router que instalamos en el DC era una computadora a la que se le puso software y así nació y se desarrolló la red. Fue una forma ágil de trabajar: tocar software, implementarlo y probarlo. Esa fue la filosofía de los primeros años de Internet.

Desde tu rol como Chief Scientist de Telecom, ¿podrías comentar cuáles son los principales cambios tecnológicos que están ocurriendo en los últimos años especialmente a partir de la virtualización de las redes y servicios cloud?

En los años 90 las empresas de telecomunicaciones finalmente entendieron que Internet era un negocio. Desde ese entonces, y durante unas dos décadas, hubo muchísimas “cajas” de hardware y software dedicado a las telecomunicaciones (concepto que se suele denominar Appliances), muy específico de acuerdo a cada fabricante. Recién en los últimos diez años empieza a surgir el concepto de las redes definidas por software, que consiste en separar el plano de datos del plano del control. Pasamos de cajas dedicadas a computadoras de uso doméstico, que corren un software ad hoc que realiza las funciones de redes y las redes se virtualizan (volvemos a la idea originaria de principios de los años 80). Esta virtualización de los componentes de red debe estar situada en algún lugar, ese lugar por excelencia es la “nube”, que puede ser pública (por ejemplo servidores de Amazon, Google, Microsoft, etc.) o privada (por ejemplo el data center de un instituto de investigación). Tener todo en la nube con tantos componentes de software, es lo que le otorga mayor escalabilidad, mayor desarrollo y se pueden prototipar ideas muy rápidamente.

Cuando las telecomunicaciones dependían mucho del hardware (de los appliances), te llevaba meses o años hacer un nuevo producto. Ahora que volvimos a la génesis de que el mayor componente de Internet es el software, la generación de productos es más rápida y ágil, con el desarrollo de apps de servicios y contenidos, por ejemplo. Obviamente esto nos lleva a poder obtener más datos sobre los elementos de red y, a partir de estos datos, mejorar nuestros servicios.

En el caso de Telecom Argentina, es la fusión de dos empresas, un Operador de Sistema Múltiple (hoy Flow, antes Cablevisión Argentina) y un Operador de Redes Móviles (Personal). El año pasado terminamos de integrar nuestras redes MSO y MNO, transformándonos en un proveedor de servicios de comunicaciones. También hace dos años iniciamos un proceso de transformación digital con el objetivo de convertirnos en un Proveedor de Servicios Digitales (DSP), transformación que claramente fue acelerada por los hábitos de consumo en el contexto de Pandemia.

En línea con la evolución tecnológica de las empresas de tecnología, hoy la visión de Telecom es ampliar su sistema de plataformas de servicios. Y contamos con un diferencial de peso: nuestra red híbrida.  Ese diferencial es muy fuerte dado que tenemos la red fijo móvil de mayor envergadura del país, con más de 75.000 kilómetros de fibra óptica y 7.700 sitios móviles.  En relación a la red fija, estamos evolucionando a un esquema convergente de HFC y FTTH.  Seguimos avanzando con el despliegue de fibra en zonas greenfield, y atendiendo a los nuevos hábitos de nuestros clientes y zonas de consumo que alcanzaron picos de tráfico inusitados en los últimos dos años.

Con el nuevo ecosistema que está surgiendo en comunicaciones fijas y móviles, que es el 5G (una generación de comunicaciones basadas en la nube) muchos hablan de la Telco Cloud. La realidad es que en este ecosistema coexisten diferentes tecnologías: la Tecnología de Acceso 5G propiamente dicha (con todas las arquitecturas y protocolos, la Cloudificación, el Edge Computing (acercar la capacidad de cómputo a nuestros clientes) y la Inteligencia Artificial.

¿Cómo se aplica inteligencia artificial y aprendizaje automático para mejorar los servicios y transformarse en un proveedor de servicios digitales?

En 2003, David Clark -investigador del MIT y uno de los principales arquitectos de Internet- y otros propusieron una nueva capa o plano (además del control y los datos), que llamaron “plano del conocimiento” (ver paper). Parafraseando a Clark, lo definió como un sistema omnipresente dentro de la red que construye y mantiene modelos de alto nivel de lo que se supone que debe hacer la red, novedoso en su dependencia de las herramientas de inteligencia artificial y los sistemas cognitivos.

Ya pasaron casi dos décadas desde que se planteó esta suerte de paradigma de computación autónoma en el mundo de las telecomunicaciones. No obstante, existía una brecha entre dicho paradigma y las capacidades de las redes. Sin embargo, en los últimos años se ha recorrido un importante trayecto con la adopción de la computación en la nube, la virtualización de las funciones de red (NFV) y la creación de las redes definidas por software (SDN). 

Estos avances han logrado disponibilizar una infraestructura más ágil, capacidad de cómputo y almacenamiento como recursos más abundantes que nunca. Motivado por esta evolución, junto con la necesidad cada vez mayor de mejorar la gestión y administración de redes y servicios, es que necesariamente debemos incluir tanto las técnicas de inteligencia artificial como machine learning.

Por otro lado ya se está investigando la próxima generación de comunicaciones 6G donde los dispositivos, antenas e infraestructuras están embebidas con software de inteligencia artificial. Hoy las redes no pueden sobrevivir sin la inteligencia artificial, porque las comunicaciones de datos están íntimamente ligadas a la automatización de los procesos de las redes. Ejemplos de ello sobran: desde la automatización de la configuración de servicios de millones de clientes y usuarios de un servicio específico, hasta la denominada “AIOps” (inteligencia artificial para las operaciones IT y redes ); que consiste en automatizar las tareas de IT mediante inteligencia artificial  para proporcionar una mayor visibilidad de las operaciones, con menos falsas alarmas y advertencias predictivas más precisas.

Los ecosistemas 5G, y hasta 6G, necesitan cada vez más de la inteligencia artificial. Es algo en lo que venimos trabajando desde hace diez años. Empezamos automatizando con AIOps pero nuestra evolución es llegar a las redes autónomas, a la que le das algunos parámetros y configuran solas algunos procesos. El gran problema es que necesitamos más profesionales especializados en computación y ciencias exactas en general, para administrar y desarrollar esas redes y servicios , profesionales formados que no abundan en el mercado y que en general se los llevan otras empresas. 

Por ejemplo Flow, nuestra propia plataforma de entretenimiento, no solo tiene contenido en vivo y a demanda, también integra otras plataformas (Netflix, YouTube, Disney+, Amazon y Paramount+) con acceso directo a sus contenidos, lo que ofrece una mejor experiencia al usuario final. Son los usuarios quienes disfrutan de todo este trabajo cotidiano sobre los algoritmos de recomendación, que tienen nuestros equipos en la Flow Factory.

Nuestras plataformas tienen una enorme demanda de profesionales en ciencias de la computación e informática. Esto hace 15 años no era así. Por ejemplo, cuando pedí licenciados en matemáticas para trabajar en mi equipo tuve que fundamentar por qué era importante, ya que se necesitaban desarrollar modelos de cómo se iba a comportar el video bajo demanda.

Claramente este aspecto de formación académica es uno de los temas claves en la industria. ¿Qué valor tuvo tu formación específica para desempeñarte en los diferentes puestos de investigación y desarrollo aplicado que ocupaste?

Sinceramente creo que tuve una formación de primer nivel en las dos universidades públicas del país donde estudié (UTN y UBA) y en la Politécnica de Catalunya, donde fui durante cuatro años  a cursar materias de doctorado y a trabajar con mi director de Tesis . En ingeniería me sirvió haber visto mucha física, matemática, álgebra, estadística, programación y después todas las técnicas digitales de la época. Pude combinar los conocimientos tecnológicos con una fuerte formación de base. Cuando empecé el doctorado en Exactas en 1995, ya era profesor en redes y comunicaciones. Al ser nosotros los primeros doctorandos los planes de estudio eran ad-hoc y terminamos cursando muchas materias. No tenía sentido que yo me formara en el área de comunicaciones. Entonces me formé en investigación operativa, optimización, aprendizaje automático, ingeniería de software, etc. Muchos fueron cursos tomados durante distintas ediciones de la Escuela de Ciencias Informáticas (ECI). Fue todo un mundo que no era originalmente el mío pero así me lo exigía la época. Eso me dio el background que hoy tengo para encarar temas de Machine Learning aplicados a las telecomunicaciones, sin ser un científico de datos. No quedé limitado a las telecomunicaciones.

Querés contarme un poco sobre el tema de la tesis de doctorado…

Fue un tema original para la época, año 2000: “Fallas de escalabilidad en Internet” (ver tesis). Si después me hubiese dedicado de lleno a ese tema, seguramente hubiera fundado una empresa. Lo que proponía con ese tema era una red de distribución de contenido, a la que llamábamos ODS. En la actualidad las redes de distribución de contenido son algo común, lo que técnicamente se llama Content Distribution Network (CDN). El ejemplo son empresas como Akamai, Google o Netflix. Porque TCP es un protocolo cuya performance es muy baja con la latencia. Y pasar de 10 milisegundos a 100 milisegundos degrada muchísimo la performance de la red.

En la actualidad, la mayoría de las telcos tienen servidores de Netflix, Google, Akamai, etc. porque esas empresas quieren que el contenido esté cerca del cliente y mi tesis estaba relacionada con estos temas. Hace unos veinte años se empezaba a hablar de las redes de distribución de contenido, era bastante lógico que uno buscara acercar el contenido al usuario pero era una cosa completamente de nicho, recién aparecían los primeros papers. Para Flow también tenemos una CDN. Hoy prácticamente está todo inventado (es algo muy cotidiano y maravilloso al mismo tiempo) salvo que logremos mejorar los algoritmos de distribución de contenido.

Antes comentaste sobre cómo la Pandemia aceleró estos procesos e hizo que los servicios de telecomunicaciones estén cada vez más insertos en nuestra vida cotidiana, siendo un producto de primera necesidad. ¿Cómo creés que afectó al negocio esta mayor demanda de conectividad e inmediatez que tienen los consumidores?

En Telecom iniciamos un camino de transformación. En general no me gusta ser autorreferencial pero yo tengo una hija de 12 años, que nació con wi-fi, quiere conectarse ya, quiere Disney+ ya, la inmediatez y la necesidad de comunicación es un factor clave. O un determinado cliente quiere saber por qué en su zona el wi-fi no funciona bien. Esto lo tiene que hacer un programa en forma automática. No es un problema de proveedor del servicio, a mayor distancia la señal se degrada, con lo cual con la softwarización del servicio tenemos muchísimos datos y al tener tantos datos podemos pronosticar si el servicio de Internet en un determinado hogar y entre un intervalo de fechas se va a degradar o no. Podemos hacer una llamada proactiva al cliente para mejorar esto y darle información concreta para solucionarlo.

La única forma de hacerlo es con algoritmos de aprendizaje automático, inteligencia artificial y mucho conocimiento de la tecnología de telecomunicaciones que estamos usando. La sumatoria de esto logra que podamos mantener a nuestros clientes más satisfechos. Porque el cliente no compra tecnología sino un servicio de conectividad y distribución de contenidos.

Creo que lo mejor está por venir. Recién estaba leyendo una publicación de un colega, el profesor Fabián Bustamante (quien estuvo como invitado en algunas de las ECI organizadas por el DC), donde contaba que pudo ver un partido de fútbol americano con torres 5G en la cancha y muchas cámaras filmando en 360. Él describía que mientras transcurría el partido, podía verlo no sólo en el estadio sino con diferentes planos detalle en tiempo real en su dispositivo móvil. Es un poco el futuro hacia el que nos estamos dirigiendo. Incluso el 5G va a ser el soporte de la conducción autónoma de vehículos.

Por último, ¿cómo te resultó dar clases a distancia en Exactas?

Muy difícil, porque en las clases presenciales siempre estuve acostumbrado a mirar las caras de alumnos y alumnas, a ese feedback que da el lenguaje corporal de quienes participan en la clase. Lamentablemente, con las clases virtuales los estudiantes apagan la cámara y no podemos obligarlos a que la enciendan. Tuve algunos que me hicieron el “favor” de prender la cámara y gracias a eso pude dar más fácil la clase. Creo que lo presencial en la carrera de grado es fundamental e irremplazable. Y me quedo pensando también en las Escuelas de Ciencias Informáticas (ECI): una de las misiones que siempre tuvo la ECI, desde que se fundó, fue generar vínculos (entre profesores y alumnos, entre profesores mismos o con profesionales de la industria y el sector público) y es realmente una dificultad lograrlo de manera virtual. Me parece muy importante poder recuperar ese espacio de vínculos afectivos e intercambio tanto profesional como académico.

La semana pasada volví por primera vez en forma presencial a la facu, fue muy impresionante entrar al edificio Cero más Infinito. Y voy a dar allí la materia optativa relacionada con todos estos temas que estuvimos comentando.