El 26 de noviembre de 1997, Martina Marré defendió la primera tesis de Doctorado en Ciencias de la Computación de Exactas UBA (la segunda presentada en el país). A un cuarto de siglo de este singular acontecimiento, destacamos el testimonio de Marré sobre esa etapa y recordamos cómo se desarrolló la creación del doctorado.
Ocurrió exactamente un 26 de noviembre de 1997: Martina Marré defendió su tesis de Doctorado en Ciencias de la Computación, que fue la primera del DC y la segunda de Argentina. El título de la tesis fue “Análisis del flujo de programas para reducir y estimar el costo de los criterios de cubrimiento de Testing” y su directora fue la Profesora Antonia Bertolino, del CNR, Italia.
“Comencé el doctorado en enero de 1992 en la Università di Pisa, Italia, pero en 1994 decidí volver a Argentina y seguir trabajando con mi directora italiana a distancia. En esa época trabajar a distancia era un desafío ya que no teníamos la tecnología que tenemos ahora. Mi directora Antonia Bertolino fue crucial para esto: es una persona súper lúcida y dedicada, y que me apoyó en mis decisiones de vida. Fue un placer increíble ser dirigida por ella”, comenta Martina Marré a raíz del aniversario de la tesis pionera. Y complementa que otras personas que la inspiraron y además impulsaron a completar el doctorado fueron Norma Lijtmaer y Daniel Yankelevich. Y que también la acompañaron, en todo el proceso desde diferentes lugares, Miguel Felder y Mónica Bobrowski.
Acerca del proceso de realizar el doctorado, Marré recuerda: “hacer el doctorado en esa etapa era un poco confuso porque nadie dentro del Departamento de Computación sabía bien qué había que hacer, cómo cursar y presentar la tesis. No había historia. Un ejemplo, mi tesis estaba escrita en inglés y a último momento me pidieron traducirla completa al castellano. Pablo Jacovkis e Irene Loiseau me ayudaron a despejar el camino.”
“Me daba mucho orgullo ser la primera doctora en computación recibida en la UBA, especialmente siendo mujer. Por otro lado, sentía la presión de parte del departamento de completarla, muchas miradas de todo tipo estaban puestas en esto. Era un hito para el Departamento y para la Facultad.”, rememora la Doctora en Ciencias de la Computación.
Por último, Marré subraya que lo más importante fue aprender a investigar: el proceso de estudiar un tema, entender qué han hecho otras personas hasta el momento, profundizar, y generar nuevo conocimiento a partir de todo lo existente: “Aprendí una manera de pensar, una manera de trabajar y de compartir lo que vas desarrollando con otras personas. De presentar resultados parciales, escuchar opiniones sobre lo cual seguir construyendo. Para mí esto tiene el potencial de abrirte la cabeza y modificar la manera de trabajar en cualquier campo que sea. Creo que el doctorado es parte central de quién soy y que influye en toda mi vida«, concluye.

Celebración del primer doctorado del DC (26/11/97)
El Doctorado en Ciencias de la Computación (*)
La creación del Doctorado en Computación de la UBA no fue sencilla: en general en otros países con voluntad de desarrollar una disciplina, como Brasil, la estrategia fue enviar un cierto número de estudiantes de doctorado al extranjero, para que, a su regreso con el título de doctor, pudieran formar una masa crítica de investigadores. En la Argentina eso era prácticamente imposible debido a la grave situación económica: enviar doctorandos al exterior no era una prioridad del gobierno argentino, y, dado que los sueldos universitarios y de investigación eran sumamente magros, no había ninguna seguridad de que al término de su doctorado regresaran realmente al país.
La política adoptada fue la de fomentar los doctorados en la facultad. Esa política tenía la ventaja de que permitiría la formación de doctores a un costo enormemente inferior al correspondiente a enviarlos al exterior, pero tenía la dificultad de que eran pocos los científicos en condiciones de dirigir tesis de Doctorado en Computación. El problema se resolvió con una combinación de orientadores desde el exterior y la colaboración de expertos en disciplinas cercanas a la computación. En ese sentido, algunas de las primeras tesis de Doctorado del DC realizadas 100% en el país fueron dirigidas por el prestigioso lógico del derecho Carlos Eduardo Alchourrón, entre las que se destaca la tesis de Verónica Becher (1999).
Las tesis dirigidas desde el exterior se vieron enormemente favorecidas por un programa que comenzó a implementarse a partir de 1995, el FOMEC (Fondo para el Mejoramiento de la Calidad Universitaria), que permitió a numerosos doctorandos viajar al extranjero. En ese sentido, los proyectos FOMEC del Departamento de Computación tuvieron una importancia considerable para lograr hacer avanzar el doctorado. A fin de 2011 ya había 50 doctores que habían defendido su tesis de doctorado en el DC, mientras que entre 2011 y 2019, fueron 48, siendo uno de los doctorados pioneros del país y el que mayor número de egresados posee en la actualidad (ver nota del ICC “Un doctorado con proyección en la industria”).
(*) Fuente consultada: Jacokvis, P. (2013) De Clementina al Siglo XXI. Breve historia de la computación en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires: Eudeba.