Invitado por el departamento de Computación, el vicepresidente de Google, Vint Cerf, dictó la conferencia: “La evolución de Internet en el siglo XXI”, en el Aula Magna del Pabellón I. Durante la charla analizó el estado actual de la web, destacó algunos de los desafíos técnicos pendientes y describió escenarios futuros cercanos a la ciencia ficción.

Vinton Cerf es vicepresidente y jefe de evangelización de Internet en Google. Su trabajo consiste en identificar nuevas tecnologías que puedan resultar útiles para desarrollar nuevos productos y servicios basados en Internet. Estos datos por sí solos ya lo convertirían en una celebridad mundial de la informática. Sin embargo, en el caso de Cerf, no es lo más importante. Basta decir que sus investigaciones resultaron decisivas para la puesta en marcha y la evolución de la red de redes.

A principios de los años 70 comenzó a trabajar con Robert Kahn en el desarrollo de un conjunto de protocolos de comunicaciones para la red militar ARPANET, la antecesora de Internet. Sus investigaciones llevaron al diseño del conjunto de protocolos conocidos como TCP/IP, que fueron presentados en 1972, sobre los cuales se basa Internet, ya que son los que permiten el enlace y la transmisión de datos entre diferentes computadoras que operan con distintos sistemas operativos.

De paso por nuestro país, este científico nacido en 1943 en Estados Unidos, se acercó hasta Exactas para brindar una charla que fue seguida con gran atención por cerca de 500 alumnos, docentes y trabajadores de la Facultad. Con un estilo descontracturado, gran sentido del humor y combinando complejos conceptos técnicos con sencillas anécdotas personales, Cerf fue desgranando distintos aspectos del pasado, el presente y el futuro de Internet.

El mundo en red

Cerf comenzó haciendo foco en el notable aumento en la extensión que Internet ha alcanzado en los últimos años. Las cifras son impresionantes: casi 1.200 millones de personas utilizan la red, lo que representa poco más del 17% de la población mundial. Estas cifras implican, para el período 2000 / 2007, un crecimiento de la cantidad de gente conectada del 220%.

Otro dato interesante surge al analizar la manera en que ha evolucionado geográficamente la conexión con la red. Una década atrás el grupo mayoritario se ubicaba en América del Norte; hoy día, en cambio, el primer lugar ya es ocupado por Asia, que reúne el 36% de los usuarios, le sigue Europa con el 28%, luego Norteamérica con el 20% y en cuarto lugar aparece América Latina, que llega al 9,5%.

Claro que no fue Internet la única tecnología que vivió una expansión explosiva. Un proceso similar se dio en relación con el sistema de teléfonos, en particular con la telefonía móvil. En la actualidad existen alrededor de 3.000 millones de celulares en el mundo. “ A veces parecería que están todos aquí en Buenos Aires”, bromeó Cerf , y agregó, “es verdaderamente importante para los que están interesados en Internet, saber acerca de esta tecnología móvil, porque va a haber muchos avances que van a tener que ver más con los teléfonos que con las lap tops. Entonces las empresas como Google y otras que proveen servicios a través de Internet tienen gran interés en proveer servicios a través de la tecnología móvil”.

Este fabuloso crecimiento de Internet y su proyección en el mediano plazo, también trae aparejados algunos inconvenientes. Como si se tratara de uno más de los recursos naturales del planeta, el espacio otorgado para inscribir las direcciones de IP se va a agotar en algunos años. Hoy, cerca del 81 % del total ya han sido asignadas, es decir, sólo queda el 19%. Cuando IPv4 se diseñó a principios de la década del 80 su número máximo de direcciones parecía astronómico, pero el tiempo demostró lo contrario.

“Cuando se diseñó Internet, había un debate acerca de cuántos espacios de direcciones se permitirían y luego de un año de discusiones, como yo era la persona responsable de este proyecto, dije: `basta, es 32 bits de espacio para direcciones y pasemos a otra cosa´. En ese momento, 4.300 millones de direcciones me pareció suficiente. Lo que no sabía era que la red iba a crecer como creció”, confesó Cerf.

Distintas proyecciones señalan que este espacio se acabará totalmente hacia el año 2011. Pero no hay que desesperarse porque afortunadamente ya existe una nueva versión, la IPv6 que cuenta con 128 bits de espacio, lo que permite alojar un número difícil de imaginar: 340 sextillones de direcciones. Una cifra que si supiéramos lo que significa nos parecería suficiente.

Esta nueva versión del Protocolo de Internet (IP) sustituirá progresivamente a IPv4. “Es realmente importante para nosotros asegurarnos de que no se nos acaben los espacios de direcciones. Entonces tenemos la versión IPv6 funcionando en paralelo a la 4, y en 2011 todos deberían tener alguna dirección para poder hacer el traspaso al espacio más grande en el nuevo formato”, explicó Cerf.

Desafíos y oportunidades

Posteriormente, el investigador estadounidense hizo referencia a algunos efectos que considera muy interesantes, que se producen cuando Internet se abre al público. En estos casos destacó que las personas no sólo son consumidores sino que también se convierten en productores de información, lo que resulta muy claro en sitios como You Tube o similares, en los blogs o cuando la gente genera sus propias páginas web. “La red es una herramienta que permite que las personas puedan producir y acceder a información de manera democrática y hace que la información esté mucho más al alcance de las personas que cualquier otro medio. Internet es para todos, esta es la idea, esta es la intención, aunque todavía falta muchísimo para que todos tengan acceso al sistema”, sostuvo.

Cerf también consideró que Internet ha bajado a cero la barrera para realizar “contribuciones constructivas”. Para explicar esta afirmación utilizó como ejemplo Wikipedia, la enciclopedia libre más famosa de la web. “Supongamos que ustedes ven en un párrafo de Wikipedia una palabra que debería cambiarse. Ustedes son expertos y saben que esa palabra está mal y que si la cambian cualquier persona que lo lea se va a beneficiar. Ninguno de ustedes publicaría nunca un artículo o un libro de una sola palabra, pero sí pueden hacer un cambio en Wikipedia de una palabra y contribuir con el mundo y esto sólo puede hacerse a través de Internet”.

Claro que, como en la vida, no todas son alegrías en el mundo virtual. También existen dificultades y limitaciones con las que hay que lidiar y a las que hay que tratar de superar. Tal es el caso de, según Cerf, “la escasa habilidad desarrollada para seguir los contenidos de Internet”. Actualmente, todas las búsquedas se realizan a partir de una palabra, con ella Google, o cualquiera similar, nos muestra todas las páginas web que contengan una sucesión igual de letras, pero nada sabe sobre el significado de esa palabra. La situación se complica en el caso de palabras con varios significados. “Si estuvieran buscando la palabra jaguar, puede ser un animal, puede ser un auto. Google les va a mostrar simplemente todas las páginas en las que aparece la palabra jaguar. En cambio si supiéramos que están interesados en el animal y si supiéramos en qué páginas la palabra jaguar hiciera referencia al animal, podríamos darle una mejor respuesta porque podríamos dejar de lado las páginas que hablan del auto. Lamentablemente no tenemos esas capacidades. La persona que inventó la red global está muy interesada en ver maneras de agregarle semántica al sistema y yo les digo a ustedes que trabajen en esto porque es realmente un problema muy serio que estamos teniendo”.

Otro inconveniente muy grave relacionado con el largo plazo está relacionado con la probabilidad de que las versiones futuras de los programas no puedan leer los archivos digitales almacenados en la actualidad. “Supongamos que es el año 3000 y ustedes están surfeando en la web y encuentran algo que tiene un archivo de Power Point de 1997. ¿Windows 3000 podrá interpretar un documento del año 97? Y la respuesta, – explica Cerf-, probablemente sea no. Entonces el problema que tenemos es que podemos acumular una enorme cantidad de información digital, pero ¿podremos interpretarla?, esta es la cuestión. Puedo decirles que muchos académicos están realmente preocupados acerca de cómo van a preservar el significado de los bits que se acumulan”.

El espacio, la frontera final

El tramo final de la charla fue dedicado por Cerf a describir una iniciativa que bien podría parecer surgida de algún relato de Isaac Asimov. “Quería contarles lo que ocurre con un proyecto para expandir la operatoria de Internet a través del sistema solar. No quiero que se vayan pensando que uno de los modelos de negocio de Google es conquistar el universo, no es la idea -ironizó-. Este es un proyecto en el que estoy trabajando desde hace 20 años, en un laboratorio con el apoyo del departamento de Defensa de los Estados Unidos y de la NASA”.

La misión del Mars Pathfinder en 1997, mostró la necesidad de mejorar las comunicaciones con el espacio profundo. Los datos que venían a la Tierra desde esa sonda, se transmitían a un ancho de banda de 300 bits por segundo, cuando cualquier computadora en la Tierra se puede comunicar 200 veces más rápido que eso. La aparición de los “rovers”, que son pequeños robots autosuficientes que se desplazan actualmente por la superficie de Marte con cámaras de alta resolución, plantea el desafío de recuperar sus datos a la brevedad para su procesamiento y análisis. “Entonces mis colegas y yo pensamos ¿por qué no diseñamos un sistema interplanetario como Internet para poder dar más flexibilidad a las comunicaciones en el espacio?”, recordó Cerf.

Los científicos que se encuentran trabajando en este proyecto, están pensando que necesitarán varios componentes tecnológicos. Entre ellos, la Red de Espacio Profundo de la NASA, que es un conjunto de antenas ubicadas en California, Australia y España, utilizadas para controlar las naves espaciales y una constelación de satélites alrededor de Marte.

De acuerdo con este plan, la NASA interaccionaría con seis microsatélites y uno más grande localizados en órbita baja alrededor del planeta rojo. El mayor recabaría la información de los más pequeños y la enviaría a la Tierra, garantizando un buen ancho de banda para el control de las misiones, así como el envío ya no sólo de imágenes, sino de video de alta calidad.

Sin embargo, existen limitaciones físicas y tecnológicas. Las telecomunicaciones se apoyan en las ondas electromagnéticas que viajan a la velocidad de la luz, es decir aproximadamente a 300 mil kilómetros por segundo. A la distancia en que se encuentra un robot de investigación en Marte puede llevar varios minutos u horas que una señal de radio viaje de un sitio a otro. “Este es un tipo de comunicación bastante dificultosa y es un entorno con mucho retraso. Realmente en este contexto los protocolos TCP/IP disponibles no funcionan bien”.

Cerf es parte del grupo de científicos que está diseñando el nuevo protocolo espacial para transmitir los mensajes, de manera tal que retrasos e interrupciones no provoquen la perdida de datos. “Tenemos que desarrollar un nuevo diseño de protocolos que funcione más como un mail. Cuando uno manda un mail no sabe si la otra persona está en línea o no, y no le importa, porque sabe que recibirá los datos cuando vuelva a conectarse. Debemos diseñar protocolos con este tipo de tolerancia”, se entusiasma.

¿Faltarán muchos años para que podamos ingresar a un sitio con un nombre parecido a http://www.marteonline.com y comodamente instalados en el sillón preferido de nuestra casa, podamos observar las alucinantes planicies del planeta rojo?

Fuente: El Cable Nro. 659